Para esta ocasión, la Copa del Mundo no se jugará en verano como se acostumbra, debido a las condiciones del clima en el país sede: Qatar. Nunca había sido tanto la espera entre un Mundial y otro, pero las autoridades del país, así como las de la FIFA y el comité organizador del Mundial, tomaron la decisión de que la vigésima segunda edición se realizara entre noviembre y diciembre.
En verano, entre los meses de mayo, junio y julio, el país asiático alcanza temperaturas que oscilan entre los 40 y 50 grados centígrados, haciendo imposible casi cualquier actividad al aire libre. Por esta razón, la Copa Mundial se jugará a finales de año, cuando el calor no será tan drástico y ronde entre los 20 y 30 grados centígrados, una temperatura más estable y amigable para el desarrollo de los partidos y de las actividades en general.
A diez meses del arranque de este evento futbolístico, el país sede se encuentra afinando los últimos detalles en los estadios y en toda la infraestructura que desde hace años han desarrollado para los 28 días de duración del Mundial. A pesar de que la asignación como anfitrión se dio a conocer en el 2010, este proyecto lleva planeado desde unos años antes, así lo mencionó Hassan al-Thawadi, secretario general del Comité Supremo de Entrega y Legado en Qatar, en una entrevista para elEconomista, de España. Esta amplia planeación tiene miras no solo en la Copa del Mundo, sino que es parte del desarrollo del país previsto para el 2030, con la intención de que la infraestructura no sea olvidada una vez que se dé el silbatazo final, tal y como ha ocurrido en diversas ediciones del Mundial y en los Juegos Olímpicos.
El mismo Hassan al-Thawadi comentó en la entrevista que se ha revalorizado la planeación de diversos proyectos como la construcción del metro de Doha, precisamente para que el país pueda ofrecer una mayor accesibilidad a los asistentes y este pueda servir para los habitantes, posteriormente. Este proyecto, contemplado inicialmente para empezarse en 2026, se aceleró en su primera etapa; la segunda, está planeada para terminarse en el 2030.
La planeación del metro de Doha, así como de los ocho estadios que albergarán los partidos de la Copa del Mundo, tienen como principal objetivo la reducción en los tiempos de traslado. Para esta edición, la mayor distancia entre un estadio y otro es de 55 kilómetros, lo que equivale aproximadamente a 60 minutos en carro, haciendo posible que un espectador pueda asistir a más de un partido por jornada. En contraparte, la distancia más corta es de 15 kilómetros, equivalente a 20 minutos en carro o a 15 estaciones del metro, lo que sería 45 minutos incluyendo un transbordo.
De acuerdo con información de Bloomberg, el país asiático ha hecho una inversión de más de 300 mil millones de dólares. Aproximadamente, se han utilizado ocho mil millones en la infraestructura de los estadios y de la tecnología que tiene en su principal preocupación las altas temperaturas anteriormente mencionadas. Si bien el Mundial se jugará cuando el clima no sea tan drástico, el objetivo primordial es resguardar el estado físico y de salud de los jugadores de la liga local, cuando lleven a cabo sus partidos en verano.
El Dr. Saud Abdulaziz Abdul Ghani, profesor de ingeniería mecánica de la Universidad de Qatar, desarrolló un sistema de refrigeración en siete de los ocho estadios que recibirán los partidos mundialistas, con el objetivo de mantener frescos a los jugadores. Esta tecnología funciona de la siguiente manera: el aire exterior es enfriado por medio de ventiladores de aire acondicionado que son activados con energía solar; una vez que el aire está refrigerado, este entra al terreno de juego a través de boquillas que están situadas a nivel de cancha; este proceso se repite gracias a la tecnología que permite la circulación del aire, para volver a ser filtrado y enfriado.
Aparte de la ya resaltada tecnología de los estadios, la arquitectura de estos permite que el aire se conserve dentro del inmueble y luego salga para reciclarse, principalmente gracias a las curvaturas y los espacios reducidos que se tiene en el techo, sirviendo como barreras.
Pese a toda la modernidad que significa esta nueva Copa del Mundo, Qatar se ha visto presionado ante las denuncias sociales por el maltrato laboral que se ha llevado a lo largo de la construcción de los estadios. La ONG Fundación para la Democracia mandó un contundente mensaje al decir que “todo el planeta debe saber que el Mundial de futbol de 2022 se jugará en estadios manchados de sangre”.
Desde que se designó a Qatar como sede, la polémica surgió al ser un país con poca o nula tradición futbolística, más los lazos con el terrorismo. Pese a ello, la designación se mantuvo en pie, pero, de acuerdo con la investigación que ha realizado la ONG Amnistía Internacional (AI), ha costado la vida de más de dos mil personas llevar a cabo este evento.
De igual manera, estas investigaciones han demostrado que, por ser un país repleto de trabajadores inmigrantes dedicados principalmente a la construcción, las condiciones laborales son inhumanas. Trabajo de sol a sol, pagos retrasados o retenidos, sin oportunidad de formar un sindicato, trabajando por el salario mínimo, incluyendo torturas; todo esto, sumado a la falta de elementos de seguridad, ha terminado en lamentables fallecimientos.
Pese a todo ello, la continuidad del mundial y de la sede nunca estuvieron en riesgo y hoy se encuentra a la vuelta de la esquina. Aunado a lo anterior, el embajador Mohammed AlKuwari declaró que los boletos para los partidos serán al alcance de todos los bolsillos, con precios accesibles, permitiendo saber lo barato que ha sido la mano de obra. Asimismo, Qatar tiene el conocimiento de que México representa una de las aficiones con mayor número de personas, por lo que, de acuerdo con la investigación de mercado realizada por Forbes México, el país asiático espera a alrededor de 1.7 millones de turistas, de los cuales 40 mil serían mexicanos.
La afición mexicana se ha mantenido como una de las más numerosas a lo largo de las Copas del Mundo, ante ello, algunas aerolíneas han comenzado con la venta de paquetes que incluyen vuelo y hospedaje. Por ejemplo, Qatar Airways tiene paquetes que van desde los 79 mil 800 pesos en hotel de tres estrellas, hasta el más caro que cuesta 153 mil pesos.
A pesar de que el Mundial está muy cerca, aún no está asegurado el boleto para la mayoría de las selecciones, pues las eliminatorias de cada confederación siguen en pie y, hasta el momento, son la minoría los países que ya tienen amarrado su boleto.
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