Ante las palabras de "nos esforzaremos por desmilitarizar y desnazificar Ucrania y también por llevar ante la justicia a aquellos que cometieron numerosos crímenes sangrientos contra civiles, incluidos ciudadanos de Rusia", Vladimir Putin dio comienzo una nueva guerra armada.
Luego de que el miércoles 23 de febrero Rusia lanzara los primeros ataques armados a Ucrania, las repercusiones, más allá de la lamentable cantidad de pérdidas humanas, llegaron muy pronto, tales como la afectación en las líneas de comunicación comercial a nivel terrestre, aéreo y marítimo; de igual forma, los mercados financieros, los productos agrícolas y la energía se vieron afectados, lo que derivó en un aumento en el precio de los combustibles, además de una terrible crisis humanitaria.
Para entender mejor el aumento de precios en los combustibles, hay que mencionar que estos toman mucha relevancia en este conflicto, ya que Rusia es proveedor del 12% de petróleo a nivel mundial por medio de distintas vías. El sistema de oleoductos de Transneft conecta los campos petroleros rusos con una parte de Europa y otra de Asia; por medio del oleoducto de Druzhba, se suministra petróleo a refinerías en países como Polonia, Alemania, República Checa, Hungría y Eslovaquia, por medio de Ucrania y Bielorrusia.
Aunado a lo anterior, Rusia representa el 16.6% del suministro mundial total de gas natural, lo que lo pone como el segundo exportador a nivel global y en el segundo lugar en todo el continente europeo. Para demostrar un poco más de la importancia del país ruso en este rubro, es que, en el 2020, en medio de una severa crisis económica a nivel global por la pandemia de Covid-19, exportaron el 37% de su producción de gas natural, porcentaje que fue destinado en su mayoría a Europa.
Una cuestión más de este conflicto fue la construcción del gasoducto Nord Stream 2 (NS2), ya que por medio de este Rusia puede ser capaz de transportar gas hacia Alemania, cruzando el mar Báltico, evitando el paso por Polonia y Ucrania. Sin embargo, el canciller alemán, Olaf Scholz, suspendió este proceso, lo que molestó a Vladimir Putin en su ambicioso proyecto de expandir el gas ruso y darle más facilidades en Europa.
Otra de las primeras repercusiones se reflejó el 24 de febrero, cuando el mercado de crudo, inmiscuido en incertidumbre, alcanzó un valor de 102 dólares por barril de Brent, precio que no se alcanzaba desde el 2014. Asimismo, el crudo de Texas también se disparó hasta 96 dólares por barril. La gasolina en España aumentó su precio, llegando hasta 1 euro con 589 centavos por litro.
También el precio del gas natural se incrementó: los futuros del gas natural Henry Hub, en Estados Unidos, subieron hasta 4.82 dólares por millón de unidades térmicas británicas; los futuros holandeses de referencia llegaron a tener un precio de 125 euros por megavatio-hora, de acuerdo con la investigación de mercado realizada por Newtral.
Por supuesto, todo el mundo esperó el pronunciamiento de la contraparte encabezada por Estados Unidos y Joe Biden, quien mencionó que las tropas estadounidenses no intervendrán en territorio ucraniano, lo que tranquilizó a gran parte de la población mundial. De igual manera, días después, el presidente norteamericano rebajó las posibilidades de sancionar a Rusia con una prohibición global de la importación del petróleo ruso, ya que esto afectaría a todo el mundo por el aumento en el costo de las gasolinas.
Aunado a lo anterior, de acuerdo con especialistas, Estados Unidos analiza la posibilidad de quitar sanciones a Irán, país que podría aportar 1.3 millones de barriles de petróleo diarios, teniendo precios aproximados de 90 dólares, lo que sanaría una posible falta de los combustibles rusos.
En México, ante la incertidumbre por el precio de la gasolina y un posible desabasto derivado de las compras de pánico, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que ya se cuenta con un plan en caso de un disparo mayor en el precio de los combustibles, el cual se basa en echar a andar las plantas de energía que no requieren de gas y así evitar el aumento en los costos, además de echar mano del subsidio otorgado a los combustibles, conocido como Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
Por su parte, Rocío Nahle, la secretaria de Energía, descartó el aumento en el precio de la gasolina, ya que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público cuenta con un cinturón de seguridad, el cual se basa en un estímulo fiscal.
Prueba de lo anterior es que, en el lapso del 24 al 28 de febrero, las gasolinas han aumentado muy poco su costo; por ejemplo, la gasolina magna se encontraba en 20.89 pesos cuando comenzó el conflicto y cerró el mes con un costo nacional de 20.95 pesos por litro, según los datos de PETROIntelligence.
El mundo, apenas recuperándose de toda la incertidumbre económica que provocó la pandemia, así como todas las pérdidas humanas, desafortunadamente está adentrándose a un nuevo conflicto. Sin embargo, hacemos un llamado a mantenernos informados acerca del tema para evitar las noticias falsas, así como no hacer compras de pánico para evitar desabastos de gasolina.
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